Hace ya más de un mes aterricé en Shanghai para tiempo indeterminado y justo eso es algo que aprendes rápido y a golpes en esta ciudad, a abrazar la duda.
La semana pasada, la quinta de mi estancia aquí, terminé con todos los procesos burocráticos que te permiten vivir aquí un año, un laberinto de papeleo, oficinas, entrevistas y hasta ecografías y análisis de sangre que requiere de ayuda y paciencia. Apartamento y el resto de los elementos de una vida en sociedad están resueltos o en marcha pero algunos van más lentos que otros, abraza la duda.
Navegando por los foros de extranjeros en Shanghai encuentras historias para no dormir y gente disfrutando la experiencia pero hay algo en común: TIC
«This Is China» es una expresión que una vez aprendes te grabas en la memoria y te ayuda a afrontar todo lo que aquí pasa. Especialmente a darte cuenta de que protestar, quejarte o enfadarte no va a cambiar nada, nunca, solo te va hacer sentir miserable y te irá amargando así que trágate el sapo porque TIC ¯\_(ツ)_/¯
Del control extremo a la desorganización total Shanghai te pone a prueba a diario, esta es una ciudad inmensa, en extensión y población, sus habitantes ocupan todo el espectro humano y las diferencias entre generaciones son abismales, no generalices, no sirve y aquí especialmente.
Si tú madre te hizo creer que eras especial, aquí te queda claro que eres un copo de nieve único, como los otros 24 millones.
Releo lo que llevo escrito y parece un poco sombrío pero nada más lejos de la realidad, la experiencia hasta ahora está siendo muy enriquecedora, la cantidad de historias que en apenas 5 semanas se amontonan es enorme, las posibilidades son infinitas y la comida es brutalmente buena. Aprender chino también promete pero de momento cada clase me deja el cerebro seco «I’m too old for this shit».
Si soy capaz de acostumbrarme a escribir en el metro supongo que el blog se actualizará mucho más a menudo que en el pasado. Hasta eso puede cambiar.