Hará algo más de un año que me di un capricho y compré una Ricoh GR III. El módelo base que salió en 2019 y del que han salido ya unas cuantas versiones con pequeños cambios, unos estéticos y otros técnicos pero siempre pequeños.
Durante estos meses he recuperado el gusto por llevar siempre una cámara encima que no sea la del teléfono. Estos han mejorado tanto que ya miran cara a cara a las reflex de gama baja para el común de los mortales. Todo el procesado que un móvil hace para que las fotos luzcan es donde las reflex se quedan cortas y si no estás dispuesto a pasar horas delante de lightroom no merece la pena usarlas.
Pero en eso es donde la GRIII brilla, la posibilidad de crear tus propios filtros de procesado o utilizar recetas creadas por otros usuarios para que los resultados finales sean como quieras o la foto demanden. Simplemente elige cómo quieres capturar la escena y aprieta el botón.
Una vez estás por la calle, los graffiti, los atardeceres, los edificios, las pegatinas, las calles a la sombra… todo vuelve a tener un ángulo interesante para ser retratado.